Desde la caja de libros XXI
por @librosfera
Los sospechosos habituales.
De la A. a la N.
A. siempre pide libros sobre Marilyn Monroe. Pero su favorito es una biografía de Donald Spoto que tuvimos que retirar de circulación porque estaba en muy mal estado. Cuando viene y pide que le enseñemos los libros sobre Marilyn que tenemos siempre habla de uno que se había llevado varias veces, muy gordo, con una foto así en la cubierta. Le decimos que ya no lo tenemos pero que se lo podemos pedir de otra biblioteca gratuitamente, pero siempre dice que no, que ya se espera a que volvamos a tenerlo, y da igual las veces que le digas que puede que no volvamos a tenerlo. Siempre prefiere esperar.
B. dedicó quince minutos de su tiempo (y el mío) a explicarme que la tierra es plana. Cuando lo veo entrar, busco algo que hacer en el rincón más alejado de la sala. Tiene más teorías que explica al resto de compañeros, todas englobadas en la categoría “la ciencia es una sarta de mentiras”. Un día lo vi haciendo unos extraños movimientos. Parecían estiramientos, pero ahora creo que estaba intentando volar.
C. siempre se sienta en las mesas de la sección de música, y siempre tiene consigo el diccionario de inglés más gordo de toda la biblioteca.
D. se lleva los cómics de diez en diez, y en préstamo los coloca de forma escalonada para que nos sea más fácil leer los códigos de barras.
E. es el adulador de las bibliotecarias. Se disputa el puesto de usuario más empalagoso junto con F., que trabaja en una inmobiliaria y viene siempre a eso de la una del mediodía a buscar novelas y a pedir las que no encuentra de otras bibliotecas. Por cada novela que le localizamos tenemos un café pendiente con él. Si nos los tomamos todos, probablemente no volvamos a dormir nunca más…
A G. lo conocemos como “el que se parapeta”. Despliega diccionarios y revistas a su alrededor de manera que el resto de personas con las que comparte mesa no puedan ver qué está haciendo. Una vez, en época de exámenes, ocupó tanta superficie que era imposible que nadie se sentara a su lado y, faltados de espacio, cuando le pedimos que recogiera un poco las cosas pudimos ver una hoja cuadriculada llena de filas.
H. es uno de los habituales de la prensa deportiva. Le llamamos el Darth Vader por su voz profunda y cavernosa.
I. se entretiene buscando en el catálogo cómics que siempre están en el almacén. “Ahora mismo te lo traigo, ¿sólo quieres ése?” “Sí, sólo ése.” En el rato que estamos en el almacén le ha dado tiempo a seguir mirando el catálogo y encontrar otro cómic que también está en el almacén. “Ahora mismo te lo traigo, ¿alguno más?” “No, sólo ése.” Y así nos podemos pasar media mañana del sábado haciendo viajes al almacén.
A J. le conocemos por dos cosas: por ser el doble de Pere Gimferrer, y porque es aficionado a ver en internet vídeos de mujeres culturistas.
K. hace de extra en el cine (una vez nos enseñó una foto suya en un rodaje con Mario Casas). Viene cada día a conectarse a Internet y cuando se le cuelga el ordenador (cosa que pasa bastante a menudo) te llama como si llamara a una camarera y empieza a quejarse, alteradísimo, porque según él la NASA y el FBI tienen un complot para evitar que pueda conectarse. Ayer tiró los auriculares enfadado al monitor del ordenador diciendo que era la última vez que venía. Veremos…
L. es un señor supereducado, elegante, discreto, de pelo blanco y voz seductora, devorador de novelas que ya se ha leído todas las que tenemos en la sala en francés y ahora nos ha pedido si podemos hacerle un listado con las que tenemos en el almacén para ir leyendo las que le faltan.
M. también tiene el pelo blanco pero es más moreno que el de las novelas en francés. Él se lleva los CDs de 9 en 9, el máximo permitido, sobre todo de jazz y blues. Siempre nos recomienda conciertos buenísimos de jazz que empiezan tan temprano que no podemos asistir porque todavía estamos trabajando.
Y hablando de CDs, un usuario desconocido (podríamos llamarle N.) que se está llevando en préstamo todos los del número 2 (pop y rock) por orden alfabético. Nos está facilitando mucho tener esa sección bien ordenada…
[Continuará, de la O. a la Z., la semana que viene.]
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