Dietari 4: Jo, elit
per Jordi de Miguel
9 d’agost:
A la llibreria Matras de Cracòvia (al mateix lloc on va existir la primera d’Europa, 1610, resa la placa), una prestatgeria dedicada al periodisme literari: “Reportaź, literatura faktu”, diu el cartell.
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28 d’agost:
En una entrevista a El País, Alma Guillermoprieto: ”Yo siempre pienso que ellos viven en el error y que yo soy una santa… Pero no, no somos santos. De pronto hemos hecho mal en no acompañar a la gente en sus verdaderas preocupaciones. Somos finalmente una minoría, parte de una élite, aunque muchos periodistas provengamos de las clases populares. Pero ya de hecho somos una élite y nos ocupamos de las cosas que les preocupan a las clases liberales. Una de las cosas que descubrí en la revolución es que a la mayoría de la gente no le interesa la revolución. Lo que quieren es vivir en paz y a nosotros los periodistas nos interesan las revoluciones”.
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Rellegeixo la crònica sobre els refugiats siris-armenis de Nagorno-Karabakh que he publicat a Altaïr. I en la relectura hi trobo un excés, un planar lleuger sobre vides segades. Per donar-les a conèixer, han hagut de convertir-se en matèria mal·leable. D’alguna manera, han tornat a perdre. Jo, elit. Són el que jo he volgut que siguin.
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Quatre idees de Jorge Carrión al pròleg de Mejor que ficción. Crónicas ejemplares:
- Una crónica debe ser mejor que la realidad. Su orden o su aparente caos, su estructura, su técnica, sus citas, la presencia del autor tienen que comunicar el sosiego que la realidad no sabe transmitir.
- Toda crónica fija literariamente la relación que existió entre la mirada de quien escribe y la oportunidad que le dio el mundo al revelarle una de sus infinitas facetas. Los cronistas son observadores que no dejan pasar su oportunidad y la transcriben.
- La obra documental es un artefacto en que cada mecanismo está dispuesto para ser, al mismo tiempo, narrativamente efectivo y éticamente justo.
- Toda crónica es un contrato con la realidad y con la historia. Un doble pacto: un compromiso doble. Con el otro (el testigo, el entrevistado, el retratado y sus contextos, el lector) y con el texto que tras un complejo proceso de escritura (y montaje) lo representa en su multiplicidad, utópicamente irreductible.
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31 d’agost
“En 1991 y 1992 estuve varias veces en la URSS, y con eso ya tuve bastante. Una gente estupenda y un atropello a la razón. El arte más grandioso y la humillante búsqueda, con los pantalones bajados, de un trozo de papel de váter. La mejor arquitectura y una ventana con vistas a una montaña de basura que llega hasta el segundo piso. En aquel entonces me faltó el entendimiento propio del reportero, y también la determinación. Y de pronto aparece Jack Hugo-Bader y penetra en el Imperio por mí. Porque cuando leo sus reportajes tengo la impresión de que todas sus aventuras las vive especialmente para mí, para el lector. Las corre, por así decirlo, en mi nombre. Sé que los demás tienen también esa misma sensación: que cuando lo leen, sienten que él es nuestro hombre allí. Que se mete en todos esos sitios donde a mí me daría miedo meterme.
Ryszard Kapuscinski describió el Imperio desde el punto de vista de un pájaro; captó los mecanismos mentales, los comportamientos, los procesos.
Hugo-Bader describe el Imperio desde el punto de vista de un perro vagabundo; pesca al vuelo los mecanismos mentales, los comportamientos, los procesos. Y también las ratas, por la cola”.
(Pròleg de Mariusz Szcygiel a “El delirio blanco”, del polonès Jaceck Hugo-Bader)