18 May

“Capitalismo canalla” de César Rendueles

por Dionisio Porta

Capitalismo canalla de César Rendueles FOTOEmpezar con algo nunca es sencillo. Por dónde comenzar las cosas nos absorbe media vida, tanto que después llegamos cansados y desdibujados al momento en el que corresponde continuar lo que acabamos de iniciar. Pero en este caso, he tenido suerte. En cuanto surgió la idea de esta sección en la que acercarnos a cruces entre la literatura y la economía, automáticamente pensé en el reciente Capitalismo canalla de César Rendueles (Seix Barral), una aproximación personal a la historia del capitalismo a través de la lectura incisiva de algunos hitos literarios de distintas épocas.

En el prólogo del libro, Rendueles se esfuerza en remarcar ese carácter personal de su ensayo, definiéndolo como “intento de trazar una crónica ficticia de los dilemas políticos de nuestro tiempo mediante novelas, poesías y obras de teatro”, pero en ningún caso “como intento de analizar sistemáticamente el modo en que la historia de la literatura se entrelaza con la evolución de la sociedad capitalista”, ni tampoco “como uso de los textos literarios para analizar fenómenos históricos complejos”.

La aclaración es pertinente, porque lo que Rendueles rechaza hacer (concluir, cerrar, pontificar) es exactamente lo que hace la ortodoxia capitalista “y el modo en el que emplean pedazos de realidad para construir sus fantasías matematiformes”, o lo que es lo mismo: el truco de convertir una ciencia social (y por lo tanto eminentemente subjetiva) como es la economía en una ciencia pura (con un carácter objetivo superior), de manera que se inhiba al máximo el debate a su alrededor. Para ser coherente con esa componente personal del libro, Rendueles introduce una serie de anécdotas y episodios propios, que lejos del tipo de autorreferencia oportunista que abunda en ciertos ensayos, funciona como un ejercicio nada sobreactuado que permite conectar reflejos de nuestro presente con trazos históricos del capitalismo.

Esa idea, además, permite alejar el texto de ciertos lugares comunes y vicios habituales del ensayo como género hermético de difícil accesibilidad, lo cual, unido a la prosa ágil y diáfana del autor, permite conformar un libro tan ameno como profundo en sus cuestionamientos.

Capitalismo canalla se compone de seis capítulos en los que a partir de una estructura tan disimulada como efectiva se abordan aspectos centrales de cómo la expansión del capitalismo viene modificando sociedades con extrema contundencia durante los tres últimos siglos.

Como ejemplo de la buena vista de Rendueles citaría el primer capítulo y es que todo aquel que conozca un poco la mitología capitalista, sabrá que la leyenda de la competencia es una de sus preferidas: la competencia inventa el progreso, la competencia asigna eficientemente los recursos, la competencia incentiva, la competencia expande. Pues bien, a la competencia precisamente dedica Rendueles las primeras páginas de Capitalismo canalla.  Con la ayuda de “W o el recuerdo de infancia”, la novela en la que George Perec imagina la vida de una sociedad cerrada formada por atletas enfrentados en una férrea competencia deportiva que determinará su porvenir glorioso o extremadamente miserable en esa nación, el autor nos recuerda que el discurso milagroso de la competencia ignora y olvida deliberadamente los efectos que la competición constante tiene sobre otros valores sociales, como el bien común, la solidaridad o la fraternidad.

La excepcionalidad histórica del mercado generalizado, la alienación del trabajo repetitivo, la gran crisis económica, social y política de principios del XX, son temas que el libro aborda con la ayuda de obras literarias, que según aclara el propio autor, no pretenden ser canónicas, de modo que por Capitalismo canalla tanto pueden pasearse títulos como Los demonios de Dostoievski, Viaje al fin de la noche de Louis-Ferdinand Celine o Ragtime de E.L. Doctorow, como también En el camino de Kerouac, American Psycho de Breat Easton Ellis o Robinson Crusoe de Daniel Defoe.

Habitamos un mundo en el que resulta complicado imaginar vida más allá del capitalismo, hasta el punto que la propia enunciación suena demasiado lejana y vertical. Precisamente por eso quizás tendría que ser un asunto que los escritores no perdiéramos de vista, un reto al que quizás hemos renunciado por imposible, cuando la literatura siempre se ha sentido tentada por ese tipo de dificultades.

Lo cual me ha hecho recordar un tweet del amigo Sebastià Jovani:

 @Sebastia_Jovani  9 mar. 2015

“Me estoy volviendo tan materialista que las novelas que no inciden de una u otra manera en el concepto de economía me parecen sospechosas.”

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