1975 Bohemian Rhapsody, Queen
por Javier Avilés
En el nombre de Alá, El Compasivo con toda la creación, El Misericordioso con los creyentes, El Rey, El Santísimo, La Paz, El Dispensador de seguridad, El Custodio, El Todopoderoso, El Dominador, El Soberbio, El Creador, El Iniciador, El Formador, El Perdonador, El Victorioso, El Dadivoso, El Proveedor, El que abre los corazones a la fe y el conocimiento, El Omnisciente, El Restrictivo, El Pródigo, El que da humildad, El Enaltecedor, El que otorga honores, El Humillador, El Omnioyente, El Omnividente, El Juez, El Justo, El Sutil, El Bien Informado, El Indulgente, El Grandioso, El Absolvedor, El Recompensador, El Sublime, El Grande, El Preservador, El Preponderante, El que tiene en cuenta todas las cosas, El Sublime, El Generoso, El Vigilante, El que responde las súplicas, El Vasto, El Sabio, El Afectuoso, El Majestuoso, El Resurrector, El Testigo, La Verdad, El Amparador, El Fuerte, El Firme, El Protector, El Loable, El Calculador, El Originador, El Restaurador, El que da la vida, El que quita la vida, El Siempre Vivo, El Autónomo, El Constante, El Ilustre, El Único, El Absoluto, El Determinador, El que dispone todos los asuntos, El Auspiciador, El que pospone, El Primero, El Último, El Manifiesto, El Oculto, El Amo, El Sublime, El Bondadoso, El que se vuelve hacia quien Lo busca, El Vengador, El que perdona los pecados del que se arrepiente, El Clemente, El Soberano Supremo , El poseedor de la majestuosidad y la generosidad, El Equitativo, El Reunidor, El Opulento, El Suficiente, El que priva, El Creador de lo que hace daño, El Creador de lo bueno, La luz, El Creador de la guía, El Iniciador, El Eterno, El Heredero, El Maestro Infalible, El Paciente.
Conocer el centésimo nombre de Dios asegura la entrada al Paraíso. O eso dicen. Scaramouche, Galileo, Figaro, Belcebú. Nombre y nombres y nombres. Mamá, acabo de matar a un hombre. ¿Cómo se llamaba, hijo? No lo sé. No me importa. Mírame soy un pobre hombre y nadie me quiere. ¿Dijo eso Figaro? Scaramouche aprendió la lección de su maestro de esgrima: Una espada es como un gorrión, apriétala con fuerza y la ahogarás, hazlo sin fuerza y saldrá volando. Figaro se llamaba Rafaelo, pero él no lo sabía. Galileo, el mensajero celestial, descubrió los satélites galileanos de Júpiter. Luego se llamaron Io, Europa, Calisto y Ganímedes. Nombres que designaban a unos seres y ahora también designan a otros. Aquí lo que importa es la guitarra de May. Y que es astrofísico. ¿Quién eres tú, periodista? ¿Quién soy yo? Pongámonos un nombre que nos defina. Farrokh y Mercutio, por ejemplo. ¿Nos hace eso distintos, nos hace otros? Nos condicionan, pero son poco más que una etiqueta. No podemos escapar a la realidad, ni controlarla poniendo nombres. No puedes distinguir la realidad de la fantasía una vez estás inmerso en cualquiera de ellas. Nada realmente importa, nada me importa. Esto debería ser el final. ¿Pero qué hacemos con nuestros nombres? Dime, Farrokh, Fredo, qué hacemos con ellos. El verdadero nombre de Dios, el centésimo, no puede ser descubierto ni pronunciado. Nos es revelado en el caso de que seamos dignos de ello. Nombrar una cosa con su verdadero nombre, ese que permanece secreto, nos da poder sobre ella. Conocer el nombre de tu enemigo te garantiza la victoria. Por eso el verdadero nombre de todas las cosas es un arcano que jamás podremos descifrar, por eso nuestros verdaderos nombres son un misterio para los otros. Por eso las letras de las canciones no significan nada. Will you do the Fandango! Relámpagos y truenos aterrorizándonos y destacando la silueta de un hombre. Scaramouche con su máscara blandiendo su florete. Y el diablo a nuestro lado dispuesto a arrastrarnos al abismo donde cada cosa, objeto y persona, o lo que queda de ella, tiene un nombre ridículo y sin significado. A ese destino nos encaminamos. No seremos los elegidos, formaremos parte de la legión de denostados que se arrastran por el fango balbuceando palabras sin sentido por toda la eternidad. Con nuestro saco de arpillera y nuestro abrelatas, si quieres y sabes a qué me refiero.