1977, God save the Queen, Sex Pistols
por Javier Avilés
(Grabación)
Piénsalo, ¿qué hemos hecho nosotros con nuestra crisis? Dejemos de lado que nos hemos convertido en economistas de salón y que hemos hecho de la protesta simbólica nuestra forma de oposición. Culturalmente, ¿qué hemos hecho con nuestra crisis? Ellos al menos supieron cómo afrontarla y que ese enfrentamiento era completamente inútil. ¡Me emborracho y destruyo! Destruyo porque sí, porque esa es la forma de decir que todo esto es una mierda y que no hay futuro. ¿Acaso piensas que tienes futuro? No, no hay futuro para ti. Yo hace tiempo que consumí el mío y he descubierto que mi futuro es igual de mierdoso que mi presente. No hay futuro, no tienes futuro, tus hijos no tendrán futuro. Y cuando no hay futuro no puede haber pecado.
Debe ser una de las frases más preciosas jamás escritas por un grupo de desarrapados, violentos y borrachos. Y pudieron escribirla porque la sentían. No hay futuro, nada importa. Esos chavales nihilistas y descreídos que ni siquiera sabían tocar, que no sabían hablar, que no sabían nada más que eran víctimas del peso de la bota de acero de la historia, flores en la basura, veneno en la máquina humana, el futuro, tu futuro, nuestro futuro inexistente, dieron con la frase precisa. Si no hay futuro no puede haber pecado. Si no hay futuro no puede haber responsabilidad moral. Si no hay futuro vivimos en un escenario preapocalíptico en el que ya nada importa. Si no hay futuro no podemos afinar nuestras guitarras, ni siquiera tenemos tiempo de aprender a tocarlas. Si no hay futuro no puede haber distinción elitista entre armonía y ruido. Si no hay futuro todo importa una mierda. Escúpeme, soy un anarquista, soy el anticristo y vengo a denunciar con alaridos al estúpido gobierno fascista. ¿Sabes cuál es la diferencia entre ellos y nosotros? ¿Sabes por qué en aquellos años nació el Punk y nosotros no hemos sido capaces de una mínima manifestación cultural, o anticultural, que ataque al sistema neoliberal? Porque seguimos pensando que SÍ hay futuro. Un futuro de paz y amor y comunión con la naturaleza. Un futuro sin violencia en el que viviremos armoniosamente y siempre tendremos a mano nuestro smartphone. Nuestro sueño del futuro no es un garabato hecho con un rotulador permanente, es una bonita acuarela que queremos preservar. Protestamos pero no destruimos. Nos organizamos y elevamos nuestras quejas en asambleas, empleando el sistema básico de organización anarquista. Pero cuando se nos recuerda que el siguiente paso es la Acción Directa nos escondemos en nuestros caparazones y nos desfogamos trasmitiendo nuestra indignación por las redes sociales. No queremos perder la poca mierda que nos han hecho creer que es nuestra. No queremos ser anarquistas, ni mucho menos anticristos… aunque la verdad, esa relación tiene que ver con una rima fácil. No queremos ser punks, porque eso sería admitir que no hay futuro y queremos conservar la esperanza de un pequeño futuro individual. El futuro colectivo nos importa una mierda hasta que nos demos cuenta de que si no hay futuro colectivo no hay futuro individual. Pero cuando constatemos esa realidad, será demasiado tarde. Entonces cantaremos
No future no future no future for you
No future no future no future for me
No future no future no future for you
No future no future for me
Y no servirá de nada.
Ya puedes apagar tu mierdosa grabadora y largarte, chaval. No estoy de humor. No hay futuro para ti. Yo ya gasté el mío.
(Fin de la grabación)