Desde la caja de libros L
por @librosfera
Los que hace tiempo que no se prestan, pero que queremos conservar.
Los que acaban de llegar y están esperando ser “preparados” para salir a la sala.
Los que reservamos para ocasiones especiales.
Los que hemos pedido de otras bibliotecas para clubes de lectura.
Los que están de paso, ya sea al contenedor de reciclaje o a otras estanterías.
Los de la biblioteca de aquella famosa persona del pueblo con la que sus descendientes no supieron qué hacer (la biblioteca, no la persona) y que donaron al municipio.
Los almacenes de las bibliotecas están pensados para acogerlos a todos.
Pero un almacén es mucho más que libros. Es el sitio en el que nos apartamos de la gente, para estar más concentrados o porque no queremos que vean lo que hacemos. Y es también donde además de libros guardamos objetos cada vez más variopintos, porque dicen por ahí que si al lado de los libros de terror pones una calavera, de la impresión a la gente le entran más ganas de leer, que es lo que en el fondo nos gusta.
Esta semana he estado publicando en twitter fotos del almacén de la biblioteca en la que trabajo. Aprovecho para recogerlas también aquí. No he pedido permiso para hacer esas fotografías así que, si desaparezco, sepan que disfruté mucho con estas 50 píldoras ya (¡qué necesidad!) enviadas desde la caja de libros…