Elke
por Susana González Tena
Elke dijo: “El diario de las chicas que viajan solas”
Elke quiere un niño, un marido, una vida ordenada, y tiene un niño, una vida ordenada y algo parecido a un novio que viaja constantemente y que trabaja más de lo que requiere o toca.
Necesidades de pertenencia, de amor incondicional. Y quién nos da las respuestas a cosas que no existen, que no están.
Elke dijo: “¿De dónde viene el alma de los niños?” Los niños nacen, el procedimiento ya lo conocemos, pero ¿cuándo exactamente surge eso que llamamos alma?
Elke tiene treinta y cinco años y siempre quiso un niño, una casa, un amor. Pero, ¿es cierto que tiene todo eso?, o es una pura ilusión pasajera que nada vale, que no es verdadera.
Creemos y nuestras ilusiones van cambiando, se acercan más a la vida, lo intentamos todo. Cuanta menor distancia nos separa de la desaparición, más luchamos por quedarnos. La permanencia.
¿Puede ser que tenga algo que ver la permanencia con la necesidad de lugares infantiles? ¿Qué pasa con todos aquellos que no tienen una referencia determinada? ¿Y los desarraigados? ¿Dónde podemos colocarlos?
Viven más cerca de la nada y nosotros de algún punto referencial que nos da más peso y más ganas o más sentido abstracto de permanencia-pertenencia. O puede que sean dos puntos muy alejados de lo mismo, la desaparición del alma que como preguntaba Elke no sabemos de dónde proviene, y la pena por el tiempo que pasa, y la pena por no ser nada.
En definitiva, como el humo, como el tiempo, el alma desaparece y nosotros con el tiempo.