29 Jun

Dietari 2: Crònica, freaks, caniches i altres accidents periodístics

per Jordi de Miguel

“El escritor y crítico de arte John Berger ya reveló hace tiempo, en Modos de ver (1974), cómo nuestra forma de mirar afecta a nuestra manera de interpretar y de comprender la realidad. En un estudio posterior titulado sencillamente Mirar (1987) y dedicado principalmente al arte de la fotografía, establece una distinción, dos modos de mirar: accidental y esencial. Una distinción que considero productiva y trasladable a las formas de mirar y de contar de la crónica. Para empezar, Berger le adjudica, como no podría ser de otro modo en arte, pero que no suele suceder en periodismo, estas formas de mirar a dos sujetos, a dos fotógrafos: Henri Cartier Bresson y Paul Strand. Afirma el crítico que el ideal de la fotografía, dejando a un lado por un momento la cuestión de la estética, es atrapar un momento histórico y es esto lo que revelan las fotografías de uno y de otro. Salvo que su forma de representar esa realidad, ese momento histórico, es divergente. Cartier Bresson juega con lo accidental, busca lo espontáneo: ese momento en el que está a punto de suceder algo relevante o en el que ya está sucediendo. Es un instante significativo, clave, una fracción de segundo rescatada. Esa imagen contiene en sí misma la narración, el discurso, el momento histórico que se quiere plasmar y contar. Parte de lo anecdótico para trascenderlo.

Por el contrario, Paul Strand se aproxima a la realidad de una forma documental. Evita lo pintoresco, lo panorámico; busca la ciudad en una calle; la esencia de un pueblo en la cocina de una casa. Sus imágenes se introducen en lo particular de tal modo que se revelan como parte de la corriente cultural e histórica que corre por las venas de esos sujetos.

Los cronistas, en sus crónicas, participan de estos dos modos, accidental y esencial. Tenemos anécdotas estimulantes que cuentan microhistorias fundamentales y también existen retratos frontales deliberados en donde se nos presentan todas las superficies posibles de un acontecimiento. Retratos que nos muestran sujetos que empiezan a hablar y que van a dar lugar a una historia. Y hay crónicas, las más, que combinan ambos modos, que parten de lo accidental para ir transitando hasta esa otra mirada esencialista”.

María Angulo a “Crónica y mirada. Aproximaciones al periodismo narrativo”

(Libros del K.O)

***

3 de juny.

Mentre preparo un taller sobre la cobertura de conflictes socials, caço al vol una xerrada de la cronista argentina Josefina Licitra a la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI):

“Encontré una última gran trampa: sobrevalorar lo pequeño. Uno cree que todas las historias bien contadas funcionan. En general, todas las vidas son la expresión de algo mayor, pero uno tiene que hacer el test primero. No cualquier historia explica de una manera vehemente cosas más grandes. Uno usa lo pequeño para hablar de lo grande. El problema es cuando uno usa lo pequeño para hablar de lo pequeño… lo que resulta es un texto profundamente aburrido”.

***

6 de juny. Alerta. Torna a circular, entre la cadellada periodística, la carta de Franz Kafka a Oskar Pollack. El llibre, la destral, el gel.

Penso que moltes de les energies disposades per la crònica i el periodisme literari es destinen o a fer-nos feliços o a trencar el mar gelat que duem ben a dins, com a individus. Jo trobo a faltar més periodisme narratiu que busqui trencar el gel del sistema que ens congela com a societat.

***

[Jorge Carrión]: Kapuściński y tú sois sin duda experimentales, practicáis una crónica que busca, que no se conforma. ¿En qué momento sitúas la supuesta domesticación de la crónica, esa tendencia al freak show, esa neutralización que, sin duda, no está en los maestros Tomás Eloy Martínez o Carlos Monsiváis, pero tal vez sí en el segundo García Márquez, el que escribe no ficción imitándose a sí mismo?

[Martín Caparrós] No sabría situar los orígenes del freak show, esta crónica manierista que se regodea en la búsqueda de los personajes más extravagantes, que en lugar de contar nuestras sociedades quiere contar sus rarezas. No sé dónde empezó, pero me parece que la cuestión se agravó mucho últimamente, con esta eclosión cool de la crónica, con este acceso de la crónica a los salones elegantes de la literatura en castellano. Y te tomo la palabra «domesticación»: me gusta, me preocupa. Una domesticación formal, temática, política. Contra esa crónica que se reivindica marginal e intenta molestar, oponer, criticar, activar, una crónica caniche, bien peinada, ladrando agudito, tan a gusto en su cojín morado.

***

Altres vegades penso que el periodisme literari s’ha convertit -com aquesta nota- en el gènere que t’explica, de forma florida, que el periodisme literari hauria de deixar de retratar els marges instrascendents per dedicar-se a trencar els caramells que pengen impunes sobre els nostres caps sagnants.

***

En general i per a tot: Més Caparrós, més Aleksiévitx, més Roig, més Huertas i més Walsh. I una mica menys de la resta.

 

One thought on “Dietari 2: Crònica, freaks, caniches i altres accidents periodístics

  1. Pingback: Dietari 3: Mirada, servei i volea - Revista Rosita

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *