Aperformando la ciudad. Volumen 3
por Sebastià Jovani
De la misma forma que no se produce una correspondencia entre el supuesto imaginario de la ciudad y la experiencia de hábitat que cada uno fragua para sí mismo en tanto que entorno vivencial, tampoco se da una mimetización entre las hipótesis y proyectos de usufructo social en uno y otro caso. La imagen de la ciudad es una representación que conlleva la adquisición de unos roles y de unas actitudes por parte de los actores-ciudadanos-consumidores muy específicas. Reguladas y codificadas como se pretende que lo estén también los lugares por los que estos actores se desplazan y en los que se asientan, sea para integrarse en el tejido productivo o para desprenderse provisionalmente de él. Dicho de una forma laxa, la ciudad tiene planes muy concretos para quienes viven en ella. Y la pervivencia de la representación pasa necesariamente por el hecho de que la población adopte de manera sistemática estos planes, incorporándolos en el ámbito de las relaciones de producción (trabajo) y de consumo, así como también en el marco de las relaciones interpersonales. Para formar parte de esta gigantesca representación el socius o cuerpo social tiene que devenir también él mismo una representación.