06 Jun

Mientras la ciudad duerme (1)

por Sebastià Jovani

Pensar es casi siempre (el “casi” pertenecería quizás al régimen de la locura, en cuya frondosidad no podemos detenernos por ahora) un proceso doble, intrincado. Porque en definitiva cuando pensamos en algo o acerca de algo lo hacemos sobre ese algo y sobre la imagen de ese mismo algo. Intentamos escudriñar el núcleo duro de la cuestión sirviéndonos al mismo tiempo de cierta especulación prefigurada del mismo. Una operación fantasmagórica, en definitiva. O fantasmática. El hecho y su imagen. La variabilidad de resultados de este proceso es enorme: a veces uno se pierde en los meandros de la imagen y acaba olvidando acerca de qué se proponía pensar realmente. La fascinación espectral que ejercen las representaciones con sus danzas, sus melodías y su tersura resulta a veces insoslayable. En otras ocasiones se opta por atravesar sin clemencia el velo de esa imagen, dirigirse con determinación caballuna hacia lo que se considera que es el verdadero fondo del asunto. Se desprecia por completo el papel de la representación en el hecho del porqué ese fondo está ahí donde está. Aquí la fascinación deja paso a algo muy distinto, algo que podríamos llamar una tendencia patológica a la inhibición. Amianto puro y duro, carrera frenética hacia el paraíso del noúmeno.

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06 Jun

La leche

por Jean Murdock  @CgAjeanmurdock

Esto no es una vacaSobre El color de la leche ha escrito mucho Nell Leyshon, pero pocos han ordeñado el asunto de su origen, que solo cabe tildar, literalmente, de salubre. La leche viene del tetrabrik, que es un bric cuatro veces bric, ya que tetra significa cuatro. Eso es porque antes la leche venía de la vaca, que tiene cuatro ubres, y la gente, por nostalgia –la gente hace muchas cosas por nostalgia–, le puso lo de tetra. Además, si a tetra le quitas la erre de cuatro, te queda teta, hecho que confirma la teoría por completo, ya que ubre, como sabrás, es teta –y ambas tienen cuatro letras. Si a lechero le quitas la erre, en cambio, solo queda lecheo, que es la acción de pegarse leches, lo cual está muy feo, así que no lo hagas. Los expertos aún discuten sobre el origen de bric, pero, como forma parte de la palabra bricolaje, tienen la esperanza de que cada cual le dé el sentido que quiera, a ver si la cosa cuaja. Esto se entiende mejor en inglés, donde el bricolaje se llama “DIY”, es decir, do it yourself, hazlo tú mismo. Pero es que el inglés es la leche.

(No es cierto, por otra parte, que los esquimales tengan cien palabras para decir leche en su traducción de la novela de Leyshon.)