Las diosas de la Sagrera
por Elsa Plaza
(Para Tania Alba y Marta Saiz)
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Demeter, diosa de la agricultura. Relieve helenístico de terracota. III a. C. |
Sí, sólo se produce cuando regreso del trabajo. Es cuando desde la línea roja del metro voy hacia la azul. La Epifanía puede darse en el mismo andén de la línea roja, cuando estoy caminando hacia la escalera y entre los pasajeros, hombres y mujeres que nos cruzamos sin mirarnos, de pronto se manifiesta. No ocurre todos los días. Ni tampoco yo estoy alerta siempre. Lo olvido, claro, como me ocurre olvidar lo que persisto en recordar. Se me escapa entre los dedos. Pero sé que cuando lo recuerdo es que está a punto de pasar.
Las diosas suelen ser extranjeras, latinoamericanas o africanas. Están de pié, esperando el metro, impacientes, o sentadas sosteniendo entre sus brazos una bolsa repleta de comida. Esas son las manifestaciones de Ceres ubérrima, copiosa en sus carnes oscuras y apretadas que se asoman desde el escote. Manzanas partidas envueltas en chocolate. El cabello erizado, las piernas robustas como firmes columnas. Giran su cabeza y descubro la mirada ciega de quien sobrevuela más allá de esa estación de metro donde, por gracia hacia nosotros, pobres ciudadanos vencidos por lo cotidiano, ellas concedieron manifestarse. Paso a su lado y al darles la espalda sé que ya no están.