per Jean Murdock
El chóped es un misterio charcutero que tanto se llama chope como chópped o chóper, y hasta chopen, por eso hay gente que llama igual a la mortadela que a Frédéric François. Ponme cien gramos de mazurcas de chopen y no me toques los bemoles, Loles, se oye a menudo en la charcutería, o Ahora viene cuando Alicia Laderrocha y toca la mortadela de Chopen como nadie la toca. Cosas así, y aun mejores, he oído yo en el Liceo, que es un delicatesos de mi barrio. La confusión —y en estos casos la confusión lo confunde todo— viene de que chóped viene de chopped pork, que en inglés significa «cerdo picado, cortado, troceado». Vamos, una mortadela en toda regla. Pero como aquí somos mucho de sustantivar adjetivos, sobre todo cuando no sabemos cuál es cuál, pues tomamos la parte por el todo y cortamos por lo sano, es decir, que llamamos «cortado» al «cerdo» y nos quedamos más anchos que largos. Así que lo que hoy pedimos al comprar el embutido es un cortado en vez de una mortadela. Yo digo que igual nos faltó café cuando lo tradujimos. Lo malo es que se ha extendido a otros ámbitos y ahora hay quien habla hasta de personal choper (o chóped), que es como una mortadela que te hace las compras. También hay gente que no conduce porque tiene chóper. Y luego aparte está el mystery choper, que es un falso cliente que acude a los bares para poner a prueba a los camareros, pero por lo general se le ve el plumero porque, como está de servicio, pide un cortado.