17 Abr

Viaje a Suecia (1a parte), por Elsa Plaza

Me acostumbro ya a esta Europa que levanta barreras. Hasta hace un año, acceder al tren que recorre el puente de Oresund, que conecta  Dinamarca y Suecia, era  un hecho sin incidentes a destacar. Consistía en hacer el viaje que nos llevaba desde Copenhagen a  Malmö, sin conciencia, casi,  de que íbamos a atravesar una frontera entre países. Sólo requería la alerta de no confundirnos y sentarnos en el vagón equivocado, uno de aquellos que  se quedan en  Kristeanstad; y entonces, quedarnos allí,  detenidos en una vía muerta o que nos condujeran de regreso hacia  Dinamarca. Aprender que un mismo tren tiene dos destinos diferentes y saber elegir el que nos corresponde, como en la vida misma. Así los ferrocarriles escandinavos repetirían la vida, siempre una elección, y ésta ha de ser la acertada, de otro modo,…nunca se sabe. Pero, desde el año pasado, la policía controla a los pasajeros que suben al tren en la misma estación de Copenhagen. Aunque, en estos últimos años,  se iba notando mayor vigilancia. Por ejemplo,  en ocasiones, había visto a la policía irrumpir en el vagón, con el tren ya en marcha. Y, con su porte marcial  de amargas reminiscencias (tan altos y altas; tan rubios y rubias; tan  severos en sus gestos y miradas), pedir documentos y examinar  a los pasajeros, comparando fisonomías y fotos de carnets y pasaportes. Sobre todo a los que exhibíamos nuestra  evidente pinta no escandinava.  Pero, quizá, ¿desde el verano pasado?, ha habido otro cambio, todo el andén Copenhagen- Kasturp está  vallado. Vallas metálicas impiden el acceso libre  a las puertas del tren ¿Cuál es la empresa, fabricante de vallas para Europa, que se forra con el sembradío de más y más barreras? Junto a ellas, policías, en grupo de cuatro o cinco, son los encargados de dar paso, previo control del que es imposible hurtarse.  Recordé  un  miedo lejano, cuando regresaba desde Francia, a donde íbamos periódicamente a surtirnos de anticonceptivos prohibidos en España, y debía atravesar la frontera de Port Bou. Miedo de que descubrieran mi  permiso de residencia vencido…los no españoles a un lado, y allí… despacito, haciéndome invisible, seguir camino disimulando. Entonces, quizás se podía hacer. Hoy sería imposible.  Leer más

17 Abr

L’ase diu al porc orellut

per Víctor Pàmies

Què fàcil que és veure els defectes en els altres, sense parar compte que allò que els retraiem, molt sovint nosaltres ho tenim augmentat i agreujat.

És allò de veure la palla en l’ull dels altres i no veure la biga en el nostre. O com diuen al País ValenciàDiu el mort al degollat: —Qui t’ha fet eixe forat? 

Per tant, abans de criticar algú, pensem si no hi estem reflectint els nostres defectes.