Desde la caja de libros XIII
por @librosfera
Al cabo de unas semanas, la ciudad dejó de asustarme. Hacía caso omiso de su monstruoso aspecto y hostilidad, pero era consciente de su fealdad. Una fealdad que, no obstante, conseguía olvidar durante horas, porque me zambullía en el estudio y los libros con auténtica pasión. A decir verdad, casi no salía de la biblioteca más que para acudir a las aulas donde los profesores impartían las clases.
El informe de Brodeck, de Philippe Claudel.