Podría empezar por el final
por Adrián Demichelis
Podría empezar por el final. Despeinado, apretado por una maraña de amigos, ahogado por la falta de aire, por el calor de un partido y de un sol de siesta de otoño joven. Debería decir que el pibe no sabía cómo carajo gritar el gol. No existen manuales para tanta alegría junta. Por eso uno se queda en offside de alma, no sabe si correr o gritar, o las dos cosas juntas. Esto le pasó en el último minuto, en el último centro del partido. Todos corrieron a su encuentro, es que los amigos están en las malas y las buenas, pero mucho más en las que emocionan. Los vio correr a todos, desesperados en busca de su encuentro y él sin saber qué carajo hacer. Una montaña de cariño corriendo transpirados, locos de alegría, borrachos de sueños. Diez tipos, amigos, con una sola intención, apretarlo en un abrazo. Él solo corrió tímidamente, cerró los puños y se dejó aplastar. Eso es lo mejor que uno puede hacer, cuando no sabe qué hacer.