Desde la caja de libros LIV
por @librosfera
Cuando por fin llegamos al final del turno de preguntas, un niño que estaba sentado en la primera fila levantó la mano.
– A mí lo que más me ha gustado del libro es María – dijo refiriéndose a la orientadora del centro que es, junto con el pequeño Guille, la protagonista del libro.
Quise saber por qué. El niño, llamado Ismael, se rió un poco y luego, mirando a una de las tres mujeres que estaban junto a la puerta, dijo:
– Porque es igual que la seño Lourdes. – Una de las tres mujeres que estaban junto a la puerta se encogió un poco y negó con la cabeza, incapaz de reprimir una sonrisa. Ismael no había terminado -. Vive en la biblioteca porque si no los libros a lo mejor se van. O se mueren.
Se hizo el silencio en la biblioteca. Nadie se rió. Nadie dijo nada. Fueron segundos llenos de respiraciones contenidas, de tensión y de infancia.
– Es que es bibliotecaria – volvió a hablar Ismael. Y al ver que yo lo miraba sin saber qué decir, debió de entender que necesitaba explicarse mejor, – y añadió -: O sea, como Mary Poppins, pero sin alas.
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Cada 24 de octubre se celebra el Día de la Biblioteca. Es una iniciativa de la Asociación de Amigos del Libro Infantil y Juvenil con la que se recuerda el incendio y destrucción en 1992 de la Biblioteca de Sarajevo, y se reivindica la importancia de la biblioteca como lugar de encuentro de los lectores de todas las edades con la cultura. Cada año un escritor redacta el pregón de la festividad y un ilustrador dibuja el cartel. Este 2017, del cartel se ha encargado Manuel Marsol, mientras que Alejandro Palomas ha escrito el pregón. Yo sólo le he robado ese pedacito de historia de ahí arriba, pero pueden leerlo entero aquí.
Pueden leerlo, y algo más: visitar su biblioteca más cercana.
Da igual que ya no vaya a haber un 24 de octubre hasta el año que viene…