02 Jun

“Estrella invitada”, por Karmen

 

Desde pequeña siempre he soñado ser una súper heroína, ayudar a la gente anónimamente me hace sentir bien, me da subidón. El problema viene cuando resulta que no tengo ni dinero, ni poderes sobrehumanos, ni capa, ni nada típico de superhéroe, así que mal lo llevo para llevar a cabo las superheroicidades soñadas.

En mi entorno conozco personas cuyas existencias cotidianas son tristes y anodinas y sus semblantes en consecuencia. Y a mí no me gusta, seguro que puedo hacer algo para cambiarlo, he de pensar. Y por fin llegó la idea, escuchando la canción del ramito de violetas, ésa cuya letra  dice algo así como que un marido escribe cartas de amor y envía violetas anónimamente a su propia esposa que cree tener un admirador secreto, y eso la hace “secretamente” feliz.  Mi cabeza, sobreexcitada por la idea empezó a trazar un plan: Si, voy a repartir amor en forma de mensajes y ése va a ser mi poder para hacer feliz a los demás. Suena cursi, tal vez lo sea, pero cuánto más lo pensaba, más me gustaba la idea. Leer más

02 Jun

Al mal tiempo, buena cara

por Carolina Montoto

Soy la doctora M, especialista en medicina familiar y comunitaria, y como hoy es jueves, hoy es día de paella. En efecto, voy a mi restaurante de siempre, me siento a mi mesa de siempre y me sirven para beber lo mismo de siempre sin que yo tenga que pedirlo: una caña de cerveza como preámbulo a una maravillosa comida. ¿Fue Aristóteles el que dijo que los humanos éramos animales de costumbres?

Sin embargo, este jueves percibo algo distinto en el ambiente, un aire como de novedad. Para comenzar, la caña que siempre me sirven se ha transformado en una generosa jarra de cerveza. Y yo desde luego me noto más primaveral. ¿Será que mis hormonas, ya algo oxidadas, se sienten de pronto extrañamente perturbadas por los portentosos bíceps que hay en la mesa de enfrente? Será. Leer más