30 Mar

1997, Paranoid Android, Radiohead

por Javier Avilés

¿Lo ves? ¿Dónde está tu cielo azul? La lluvia cae. Cae. Cae desde las grandes alturas. Arrastra toda la mierda que expulsamos y que flota a nuestro alrededor como un aura de suciedad, un estigma de progreso. Cae, lluvia. Cae sobre mí. Como la fétida bendición de Dios amando a sus hijos. No me gustan vuestras caras. Ni vuestros negocios. Ni vuestro aspecto. Me dan miedo esas personas con sus trajes y sus vestidos y sus convicciones derritiéndose sobre su cara. Su dinero escrufuloso que fluye del interior del plástico de sus carteras. Un dinero inexistente y que apesta a concordato. En Dios creemos mientras siga fluyendo y ponga en la barra copas y copas y copas y polvos blancos en el retrete y polvos rápidos en el retrete y sus nombres estampados en elegantes tarjetas. Me dan miedo esos y esas, descomponiéndose en una orgía económica, esos que no recuerdan mi nombre. No, no es eso. No queréis recordar mi nombre. Os negáis a darme nombre. Yo soy el androide paranoico en el extremo de la barra con una toalla al hombro que llora por sí mismo. Contando ovejas eléctricas en una noche infrarroja sin fin. Esperando realmente que exista vida inteligente fuera de la Tierra ya que en este planeta no. No te acerques a mí. Podría hacer que te suicidases. Pero no vosotros, febriles triunfadores, parásitos sociales, depredadores sin conciencia, asesinos sin objetivo más allá del yo, yo, yo, yo y mis copas y mis polvos alineados con esplendorosas tarjetas con ribetes dorados y filigranas barrocas. Esnifando la blanca impoluta lana de las ovejas que cuento en esta noche sin fin y que nunca me pertenecerán. Saltan la valla de mi insomnio para caer en vuestras fauces. Masticáis la carne, trituráis los huesos y sorbéis la sangre ruidosamente. ¿Podríais por favor parar todo ese ruido? Estoy tratando de descansar un poco de todas esas voces de pollos nonatos en mi cabeza. ¡Parad! ¿No te da miedo esa gente? Mira como les tratan en los comercios. Es el aura del dinero que despierta la sumisión en los demás. Cuando sea el rey andrajoso de mi imperio serán los primeros en llegar al paredón. Les preguntaré mi nombre y entonces, oh, sí, entonces lo recordarán, entonces lo sabrán, será lo último que pronuncien sus labios antes del estallido que acabará con todo este ruido. Y entonces podré escuchar las voces de los pollos nonatos y el balido de las ovejas al otro lado del cercado. Y la lluvia será una bendición real al fin y dejaré que moje mi cara cayendo desde las grandes alturas. La lluvia limpiando la mierda de todas las calles, la inmundicia acumulada a lo largo de tantos y tantos años. Ojalá fuese así de sencillo, que bastase gritar desde esta esquina en la barra del bar un simple y contundente, sin alzar siquiera la voz, que les corten la cabeza, y el silencio y la paz, sin alarmas ni sorpresas, silencio, silencio… ese sería mi último espasmo, mi último dolor de estómago, sin alarmas ni sorpresas, por favor. Sacadme de aquí. Sacadme de este asqueroso mundo. Un día, me crecerán unas alas, una reacción química histérica e inútil. Seré un androide con forma de insecto tumbado en mi cama sin poder salir de mi habitación. Silencio. Silencio. Al fin. Me gustaría decirles a esta gente que he sobrevivido a una explosión interestelar y que he venido a salvarlos. Pero las voces de los pollos me anticipan su respuesta. ¿De qué quieres salvarnos? De vosotros mismos, estúpidos, y de todo el dolor que provocáis. Y entonces vería sus bocas como agujeros negros abriéndose en una estruendosa carcajada. Debo entrenar mi voz. Debo entrenar mi voz para la pregunta. La respuesta ya la sabemos. Cuando sepa la pregunta mi voz ya estará lo suficientemente afilada como para cortar todas su cabezas de un solo tajo. Entonces me bastará decir desde la esquina de la barra, casi susurrando a mi cerveza tibia, “Dios ama a sus hijos, Dios ama a sus hijos” para que todo termine de una vez. Silencio, silencio, al fin.

(Podré ser paranoico, pero no soy un androide)

30 Mar

Palíndroms 32, Palíndroms musicals

per Jesús Lladó @JessLlad

Després d’escriure durant unes setmanes sobre els palindromistes històrics en castellà, i abans de passar als actuals, faré una incursió en els palíndroms musicals.

Aquest meravellós artifici de la palindromia no només ha seduït literats i lletraferits, sinó que al llarg de la història també ha fascinat nombrosos compositors. Compositors de moltes èpoques i d’estils ben allunyats.

El mateix mecanisme d’escriure frases reversibles ha estat usat per compositors des de l’Edat Mitjana fins al s. XXI, creant fragments musicals que es poden llegir, i interpretar!, tant de dalt a baix com de baix a dalt, nota a nota, amb el mateix resultat sonor. I no només melodies soles, sinó peces a diverses veus i contrapuntístiques.
No faré en aquesta secció una exposició exhaustiva del tema, només en faré unes pinzellades.

La meva professió de músic i alhora l’afició als palíndroms em van portar indefectiblement a la descoberta i estudi dels palíndroms musicals. Després de molts anys recopilant-ne, els vaig publicar en dos llibres[1].

Un dels primers compositors que va escriure en forma palindròmica va ser Guillaume de Machaut (1304-1377), que va liderar el moviment Ars Nova a la França de l’Edat Mitjana. El seu palíndrom musical es troba en el rondeau Ma fi est mon commencement. Escrit a tres veus, la greu es retrograda a si mateixa, traça una melodia de 40 compassos que és totalment reversible. En arribar al compàs 21, reprèn el camí a l’inrevés. Al mateix temps les dues veus agudes, són la inversió l’una de l’altra.

Vegeu un fragment de la partitura, tot i que no se’n pot apreciar la palindromia. La podeu escoltar clicant al seu títol.

 


PALÍNDROM DE LA SETMANA

 Ara, per obra pòstuma fa, mut, sopar bo, repara.


 

 

[1]              Los palíndromos musicales (Editorial Praxis-México, 2014)

                Els palíndroms musicals (Editorial DINSIC-Barcelona, 2016)

 

 

 



 

 

 

30 Mar

Acotar

per Xènia Ribas Beltran

– Ariadna!

Amaga la pantalla del gmail, s’aixeca d’una revolada i cuita cap al despatx. Últimament, està de mala lluna…

– Digues, Joan.

– Senyor Raventós.

No pot amagar una ganyota mig de sorpresa i mig de reprovació. Empassa saliva i…

– Digui, senyor Raventós.

– Aquesta tarda hi ha la sessió de la Comissió. Necessito que vinguis i prenguis nota, que després hauràs de redactar-me l’acta. Leer más