03 Oct

Una herida siempre abierta que se llama guerra. La vida de Curzio Malaparte.

 

por Steven Forti 

curzio-malaparteEmpecemos por el nombre: Malaparte. Dígase lo que se quiera, este nombre no deja a uno indiferente. A nadie, más bien. Y Malaparte lo sabía. Efectivamente, su verdadero nombre era otro: Kurt Erich Suckert. Hijo de una italiana y de un alemán, Kurt decidió cambiarse de nombre a mediados de los años veinte. Buscaba algo más italiano para los tiempos del fascio littorio y algo más mediático en una época en que las masas habían hecho ya su ingreso en la historia. De ahí sale Curzio Malaparte con ese guiño provocador a Napoleón. ¡Qué cabrón!, estaréis pensando. Y no os equivocáis. Malaparte fue también eso: cabrón. Junto a un sinfín de otras cosas: listo, genial, dandi, visionario, canalla, chaquetero.

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03 Oct

El vino

por Jean Murdock  @CgAjeanmurdock

vinoEl vino viene de donde vino, y por donde vino se va. Lo hay blanco, tinto, rosado y rancio, aunque el rosado no se puede decir que sea vino de verdad, y por eso no se come ni con carne ni pescado (¿con qué se come el vino rosado?). También lo hay seco, verde y peleón, como cualquier parroquiano de a pie, y al pan, pan, y albino, blanco. Del vino se hace el vinagre –porque vino abierto, vino muerto–, y el vinagre sirve para todo, pues es lo que se usaba cuando no había Coca-Cola, si bien gustaba menos porque no llevaba gas. El vino con gas se llama de aguja y, como toda aguja, tiene su punto, y punto es lo que pillas si bebes un poco de más. Si bebes mucho, el punto se convierte en globo, lo cual nos devuelve al tema del gas, porque, cuando bebes en exceso, todo vuelve al mismo punto, que es de donde vino y, por donde vino, se va.

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