No amarás
por Xavi Ballester
A los catorce años mi hermano Teo decidió enamorarse de las camareras, a pesar de mi advertencia de que eso de enamorarse de las camareras no era nada original. Sus intentos se prolongaron durante todo el segundo trimestre del curso, pero fracasó: los encuentros eran demasiado fugaces, apenas un “¿qué vas a tomar? Una Coca-cola, gracias”. La economía de un chaval de catorce años no daba para mucho más y por supuesto yo no estaba dispuesta a financiarle sus escarceos amorosos. Teo se dio por vencido justo con la llegada de la primavera, lo que le sirvió para romper otro de los mitos del amor. Leer más