Estrip art
Despedida
por Mònica Artigas
Ha llegado a casa con una malla de naranjas en una mano y una bolsa con dos sopas de sobre y el cartón de leche en la otra. Renegando. Maldiciendo su suerte. Sobre todo a Mauricio, vaya jodido, vaya bronca la de hoy. Con lo que ella hizo por él cuando sin hablar español montó el colmado mísero que ahora defiende como si le fuera la vida por los cien euros que le debe. Mauricio se cambió el nombre, ya me dirás tú, porque Naser no le gustaba. Ella le reía, le reía las gracias, sus esfuerzos por hablar, los rezos a media tarde, le reía todo. Claro que entonces ella era lo que era y todavía podía ir por el mundo repartiendo, siendo solidaria, qué buena eres María, qué maja. Se lo había ganado, eran muchos años de trabajo. Una diva en el barrio, eso es lo que era. Una señora, qué narices.